El tamaño de las empresas, la capacidad de innovación y creatividad, la tolerancia al riesgo y el grado de madurez en la articulación con instituciones públicas, privadas y organizaciones sin fines de lucro son los principales retos que debe enfrentar América Latina y el Caribe para potenciar el ecosistema emprendedor.
América Latina y el Caribe es considerada como una de las regiones más emprendedoras. Esta afirmación se sostiene en los resultados del reporte GEM Global Entrepreneurship Monitor del 2013. Esto debido a que las áreas más desarrolladas en el sector tienen que ver con los aspectos culturales favorables a la actividad emprendedora, condiciones de la demanda, políticas y regulación que facilitan la innovación empresarial.
Sin embargo, las iniciativas empresariales que se gestan en estos 46 países, en su mayoría son de escalas reducidas y no genera más de 10 plazas de trabajos directos.
Rebeca Vidal, ejecutiva de Políticas Públicas y Competitividad del Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, sostiene que si bien existe una diversidad en el grado de desarrollo de los ecosistemas en la región, las principales oportunidades a fortalecer consisten en la eficacia de plataformas de ciencia, tecnología e innovación, el desarrollo de competencias emprendedoras en el capital humano y el acceso a financiamiento.
Frente a estos retos, en la región existen países que se han destacado por ser impulsores de un ecosistema emprendedor que promueve programas de capacitación y articulación. Por ejemplo, desde Colombia se impulsa el proyecto ‘INNpulsa’ que ofrece servicios financieros y no financieros a quienes quieren desarrollar nuevas iniciativas.
Mientras que Brasil, país que lidera el tema emprendedor en la región, a través de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) en alianza con otras instituciones genera servicios para el desarrollo de la actividad empresarial con diferentes etapas, como: financiamiento con fondos de capital semilla, de riesgo y ‘private equity’ que a su vez, se vinculan con los planes de desarrollo económico del país.
Otro caso de éxito en la región es Chile con su plan Start-UP Chile, de la Corporación de Fomento a la Producción (Corfo). Este programa es una especie de banca de desarrollo y agencia de fomento para los nuevos emprendedores.
Rocío Fonseca, directora ejecutiva de Start-Up Chile, destaca que en este país, el acompañamiento por parte de expertos y la captación de talentos no solo locales, sino de otras partes del mundo es un aspecto diferenciador para emprender en ese país. Hasta la fecha, este programa recibió en un 70% proyectos de emprendedores de otros países, y el resto corresponde a chilenos.
Como en el caso de Maritza Lanas. Esta ecuatoriana es co fundadora de la plataforma ‘Agent Piggy’, que enseña educación financiera a niños y jóvenes en Chile. Ella desarrolló este proyecto en este país en el 2010 debido que en esta nación existe un ambiente de estabilidad económica y tanto el sector público como privado están enfocadas en mejorar sus servicios a través de la innovación. Aquí es donde los emprendedores pueden tener presencia en el mercado.
En el caso de Ecuador existen otros retos que deben enfrentarse para fortalecer el ecosistema emprendedor, como el acceso a financiamiento, el aspecto cultural y las actuales regulaciones. Para Ernesto Kruger, director ejecutivo de Kruger Labs estos tres retos debieran articularse de manera coherente para impulsar el emprendimiento en el país.
En este caso, Ecuador fue el pionero en iniciar el emprendimiento debido a que se implementaron soluciones tecnológicas para el sistema financiero y accedió a Internet en la década de los 80. Pese a estas bases, el ecosistema emprendedor no se fortifica todavía, menciona Kruger.
Fuente: Sofía Ramírez. Redactora Revista Líderes.